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BETTY FRIEDAN Y EL LUGAR DE LAS MUJERES

Betty Naomi Goldestein (Illinois 1921, Washington 2006) fue una mujer adelantada a su tiempo. Como escritora feminista y psicóloga, nunca bajó la guardia en lo referente a debates sobre el rol doméstico de la mujer y la paridad económica y laboral entre hombres y mujeres. Es una de las activistas que más ha contribuido a trazar un camino hacia la igualdad de géneros.

 

Betty nació en una familia judía, su padre Harry era joyero y su madre Miriam fue ama de casa. Tras graduarse del Smith College (una escuela de la costa oriental exclusivamente para mujeres), realizó estudios en psicología en la Universidad de Berkeley. Luego se trasladó a Nueva York donde inició su trabajo como redactora y conoció a Carl Friedan, con quien contrajo matrimonio en 1947. Durante la siguiente década se dedicó casi exclusivamente a las labores domésticas y a ser madre, sin embargo, siguió ejerciendo como redactora en diversas revistas femeninas.

 

Con el curso del tiempo Betty sentía que las cosas en su vida no marchaban bien. Los medios de comunicación en aquella sociedad donde imperaba el machismo mostraban a una mujer conforme con su condición de ama de casa y madre. Ese era el modelo al cual se acogían la mayoría de las mujeres, por eso en un principio cuando Betty se sentía insatisfecha con su vida creyó que el problema radicaba en ella, no en la sociedad.

 

Sin embargo, tuvo el presentimiento de que a otras mujeres les ocurría lo mismo, y no conforme, en 1957 elaboró una larga y detallada encuesta con el fin de averiguar qué tipo de vida habían llevado sus compañeras del Smith College desde que se graduaron en 1942. Se dio cuenta de que su insatisfacción con la vida que llevaba no era algo personal sino colectivo.

 

Con los resultados de la encuesta realizó un artículo titulado “I say: Women are people too”. En él cuestionaba la educación que se le implantaba a las mujeres y el papel que ellas debían desempeñar en la sociedad. El artículo fue rechazado por muchas revistas femeninas, interesadas principalmente en publicar artículos sobre decoración, cocina, limpieza y maternidad. Los editores más antiguos de las principales revistas femeninas como McCall’s o Ladies’ Home Journal eran hombres y creyeron que las ideas de Betty no podían ser ciertas y hasta la tildaron de “esposa neurótica”.

 

Sin embargo y a pesar de los rechazos, Betty continuó con sus investigaciones. Entrevistó a más mujeres, además de a psicólogos, consejeros matrimoniales y sociólogos iniciando así un análisis de campo sobre el papel que se asignaba a las mujeres en la sociedad estadounidense de la posguerra y la guerra fría. En 1969 se divorció de su esposo.

 

Al analizar todo el material recolectado, Betty se dio cuenta que el problema radicaba en el sentimiento de culpabilidad que invadía a las mujeres siempre que hacían algo que estuviera fuera de su papel como esposas y madres, y expuso sus conclusiones en un libro que llamó La mística de la feminidad (1963). Según ella “La mística femenina no es más que una forma de la sociedad de embaucar a las mujeres, vendiéndoles una serie de bienes que las dejan vacías. Una mujer debe poder decidir, y no sentirse culpable al hacerlo, “¿Quién soy? y ¿Qué quiero hacer en mi vida?” No se debe sentir como una persona egoísta y neurótica si quiere alcanzar metas propias que no estén relacionadas con su esposo e hijos”. Este libro fue determinante en el movimiento feminista de la década de 1970.

 

El libro se convirtió en un auténtico Best Seller y obtuvo el premio Pulitzer en 1964. Los años posteriores Betty se involucró cada vez más en acciones en pro de la equiparación de los derechos de las mujeres. En 1966 Betty, con otro 27 hombres y mujeres, sentó las bases de la National Organization for Women (NOW, Organización Nacional para las mujeres) y fue la primera en ocupar el puesto de presidenta.

 

En esta organización abogó por la igualdad de salarios y la prohibición de la discriminación laboral. El 26 de Agosto de 1970 encabezó la Huelga por la Igualdad de las Mujeres, una jornada que incluía la exigencia del “aborto gratis e inmediato” y que congregó a más de 50.000 personas.

 

Su trabajo, no obstante, obtuvo críticas y controversias, sobre todo por apoyar a las minorías raciales y a las lesbianas e incluirlas en el movimiento feminista en el año 1978.

 

Betty Goldestein promovió una nueva cultura, especialmente para las mujeres universitarias y liberales, que empezaron a abrirse camino en las esferas políticas que, hasta entonces, habían sido privilegio exclusivo de los hombres.

 

Fuentes: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/friedan.htm Axelrod, Alan. Perfiles Emprendedores. Editorial Edebé

  

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